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LOS RESULTADOS DE LA GALLUP, UNA REFERENCIA OBLIGADA EN CADA ELECCIONES

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Reflexiones de Actualidad Política 

Por Julio A. Altagracia  Presidente del PVUD

El Horizonte, Santo Domingo RD.- El prestigio histórico en la certeza de sus investigaciones y la profesionalidad en sus trabajos de la encuestadora Gallup, en sus más de 30 años de presencia en la República Dominicana, permiten colocar sus resultados como referencias obligadas para todas las organizaciones políticas y sus candidatos en el quehacer partidario de nuestro país, no obstante las ingentes acciones de descalificaciones y opacidad a las que la someten los afectados, renegando, irracionalmente, a la certeza y realidad de sus resultados.

Ante la cruda realidad de lo expuesto precedentemente, y de cara a las elecciones generales de febrero y mayo del próximo año, la oposición representada por el PLD y la FP está compelida a valorar y redefinir su fracasada estrategia política, sostenida, únicamente, sobre las denuncias de los precios de la canasta familiar, las descalificaciones y la construcción de un gran bloque opositor antirreeleccionista, todas sin los efectos perseguidos por ser: Anacrónicas y populistas, irresponsables y antinatural.

Acudir en estos tiempos a los precios de la comida y establecer estos como un Eje de campaña por organizaciones y líderes políticos, presentándolo como un discurso reivindicador ante las masas, constituye un anacronismo correspondiente a los años 1966 y 1970 y un insulto al desarrollo y conocimientos de la Sociedad Dominicana.       Es como pretender que los dominicanos no hemos avanzado en educación y capacidad para pensar, razonar, comparar y valorar el progreso en su conjunto con sus resultados, responsabilidades y proyecciones.    Es como decirle al pueblo en lenguaje llano, que sus pensamientos e ideas se desenvuelven, únicamente, en torno al estómago vacío; sin embargo, la realidad es muy distinta, y actuar bajo esas
concepciones constituye un rotundo fracaso.

Asumir como Eje de campaña la estrategia de descalificar, opacar u oponerse a todas las acciones del contrario, sin importar la importancia que estas representen para la nación, envía un mensaje, no solo de mezquindad, sino de irresponsabilidad, dejando ver no solo su carencia de propuestas válidas y sustentables en reivindicaciones sociales, lo que constituye un desprecio a los mejores intereses de la nación, a cambio de unas ambiciones, estrictamente
personales.   En ese orden, solo se cosecha un rotundo fracaso.

Cifrar todas sus esperanzas de éxitos electorales sobre la base de la construcción de una llamada Alianza Rescate RD, a todas luces antinatural, por líderes y candidatos conscientes de que no cuentan con las fuerzas necesarias para competir y ganar por sí solos, pero que en la práctica resulta totalmente imposibilitada en razón de que los dos partidos principales de esa
alianza compiten abierta y agresivamente por los mismos objetivos de alcanzar el segundo lugar en la preferencia de los electores, sopena de desaparecer, políticamente hablando, a partir del proceso electoral del próximo año.  Es una estrategia que podría beneficiar a algunos candidatos, si no hay traiciones entre ellos, pero que enfrentará encarnizadamente a ambas organizaciones, lo que de ante manos se visualiza como un rotundo fracaso.

A la luz de estas realidades y como observamos al principio de estas notas, es nada envidiable en estos momentos el porvenir inmediato de los partidos de oposición, PLD y FP.      No disponen del tiempo necesario para revertir su situación haciendo cambios estratégicos no previstos y teniendo de frente una sólida organización política, liderando el más grande acuerdo electoral que se registre en la historia del país, y con un candidato presidencial que no duerme, que trabaja 18 horas diarias y 7 días a la semana, dando respuesta a las necesidades de la nación y la construcción de un nuevo sistema de administrar los intereses del Estado, sobre la base de la transformación e innovación de sus estructuras y teniendo como norte la transparencia, la honestidad y la eficiencia, con una aceptación popular que ronda el 60%, muy por encima de los porcentajes con los que ganó las elecciones del año 2020.

Es así que la oposición, con pocas salidas, no le queda otro camino, ni otra opción, que no sea tratar de desmentir y descalificar a como sea de lugar, los números y resultados electorales que presentan las investigaciones serias, entre ellas la de la Gallup, por ser ésta la de mayor prestigio y la de mayor y referencia obligada en la República Dominicana.

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