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UASD Baní: una obra que no puede quedarse sin alma docente

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Por Luisana Lora

El Horizonte, Bani, Peravia RD.- Cuando en Baní se celebró con júbilo la inauguración del Centro UASD Bani, el pasado 14 febrero 2024 muchos creyeron que por fin se cerraba un ciclo de abandono académico y desigualdad educativa. Pero hoy, a casi dos años de ese logro, la realidad golpea con fuerza: la Universidad tiene 36 aulas, cinco de postgrado, laboratorio de ciencias e informática, biblioteca, auditorio y modernas áreas administrativas, pero le faltan maestros.

En este período académico que viene en enero 2026, más de 90 estudiantes banilejos solo entre las carreras de Derecho, Pre Médica, Bioanálisis y Agrimensura se han visto obligados a inscribirse en la sede de Santo Domingo, porque simplemente estas carreras no estan disponibles en el recinto.
Y eso no es un problema menor: es una contradicción dolorosa frente al principio de descentralización que el propio gobierno ha defendido.

El presidente Luis Abinader ha reiterado que cada 40 kilómetros debe existir una extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Esa política, que aplaudimos y reconocemos, no puede quedarse en el plano de los edificios levantados, sino que debe traducirse en centros vivos, con docentes, con oferta académica, con vida universitaria real.

Resulta incomprensible que una provincia como Peravia, con tanto potencial humano, siga viendo cómo sus jóvenes en pleno siglo XXI tienen que levantarse de madrugada, viajar a Santo Domingo y gastar recursos que muchas veces no tienen, solo para poder estudiar una carrera que sí existe en el pensum, pero no está disponible en su provincia.

No basta con la infraestructura que bastante años de lucha nos costó. La educación necesita contenido, profesores comprometidos y planificación académica.
La UASD Baní no puede ser solo un símbolo político ni un logro a medio camino; debe convertirse en un verdadero motor de oportunidades para la juventud peraviana.

Ojalá desde la sede central la Universidad Autónoma de Santo Domingo, desde el Ministerio de Educación Superior Ciencia Tecnología y desde la propia Presidencia, se escuche este reclamo que no es un capricho, sino un derecho.

Porque cuando una universidad abre sus puertas, lo que el pueblo espera no son solo aulas iluminadas, sino un futuro encendido.

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