OpinionTecnológica

El cambio de la comunicación y el periodismo es irreversible, un solo camino: adaptarse o desaparecer

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Por Salvador Holguín, diciendo lo que otros callan

El Horizonte, Santo Domingo RD.- La comunicación y el periodismo global viven una transformación profunda e imparable. Los medios tradicionales que se quedaron rezagados en el pasado han montado una campaña de descrédito y descalificación, bajo el argumento de que el 57% de las noticias en las redes son falsas. A través del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel), algunos de estos grupos intentan utilizar los tentáculos de poder que aún conservan allí, con el propósito de desacreditar a quienes lideran el nuevo ecosistema informativo: las plataformas digitales y las redes sociales.

La prensa convencional se resiste a aceptar la revolución comunicacional que cambió para siempre la forma de informar, opinar y conectar con las audiencias. Las redes sociales, el periodismo digital y las nuevas plataformas han mundializado la prensa y democratizado la información periodística. Ya no hay filtros ni exclusividades elitistas: la gente se informa, comenta y reacciona en tiempo real. Esa es la nueva realidad, y no hay forma de detenerla.

Mi recomendación para los medios tradicionales es clara: adecuarse a los nuevos tiempos o quedar sepultados en el olvido. El proceso de cambio informativo que estamos viviendo trasciende las fronteras dominicanas; es un fenómeno global que reconfigura la comunicación, el dominio y la influencia.

Los tiempos cambiaron, y con ellos, las formas de comunicar. Twitter o X, Facebook, Instagram, YouTube, Threads, TikTok, WhatsApp, Telegram, los periódicos digitales, las plataformas y los podcasts, representan hoy la nueva dinámica del periodismo y de la libertad de expresión. No hay forma de detener ni coartar este flujo de información plural, diverso y globalizado.

Lamentablemente, una parte de la vieja prensa —controlada durante décadas por grupos económicos y sectores políticos— sigue anclada en el pasado. Aquellos medios informativos empeñados, doblegados y a merced de los intereses del poder, que solo publicaban lo que a ciertos grupos oligarcas les convenía, ya no tienen cabida en la era digital. Hoy día hay una realidad, los canales noticiosos de difusión, la audiencia y los lectores cambiaron, también la potestad de la información ya cambió de manos.

En el nuevo orden comunicacional, la transparencia, inmediatez e interacción, son las reglas del juego. El ciudadano tiene voz, el periodista tiene independencia y la información fluye sin permisos ni autorización previa.

Por eso, el cambio del periodismo y la comunicación no solo es inevitable, sino irreversible. En este escenario, solo hay una opción posible: adaptarse o desaparecer.

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